viernes, 3 de febrero de 2012

Resolución de Conflictos



Liberación del apremio de jugar Juegos Psicológicos
Todas las personas tenemos tres diferentes formas de pensar, de sentir y de actuar. A estas formas se les denomina Estados del yo, y su definición es la siguiente:
Estado del yo:
Se define un Estado del yo como un sistema de emociones y pensamientos acompañado de un conjunto de patrones de conducta afines.

Estado del yo Padre:
Se le llama así porque en este estado del yo se pueden observar una serie de actitudes, sentimientos y conducta que se asemejan a los de una figura parental.
Funciona como una grabadora donde registramos un repertorio de acontecimientos impuestos, de tipo externo: lo que se debe hacer, lo que es válido para cada situación.
En el Padre se graban todas las advertencias, normas y leyes que el niño oyó brotar de los labios de sus padres, o que pudo advertir en su manera de actuar por medio de imágenes, sonidos y sensaciones.

Algunos ejemplos de estas repeticiones:
“No hagas eso!”
“La expresión de pena y horror en el rostro de la madre cuando rompe alguna cosa”
“No digas nunca mentiras”
“Nunca hables con extraños”
“Todos los hombres (las mujeres) son iguales”
“Dime con quién andas…y te diré quién eres”

Lo importante de todas estas reglas, es que se graban como VERDADES emanadas de su Fuente de Seguridad, de personas mucho más grandes (gigantes para el niño), y en una época en que para el niño es importante obedecerlos y complacerlos.

Es una grabación que se queda para siempre y a punto de ser reproducida para toda la vida.
Las grabaciones pueden ser restrictivas, prejuiciosas o permisivas y son interiorizadas rígidamente para formar un voluminoso conjunto de datos esenciales para la supervivencia del individuo.

Otra característica del Padre en la grabación es la falta de consistencia: los padres dicen una cosa y hacen otra distinta.
Manifestación del estado del yo Padre:
Cuando el Padre se hace cargo de la personalidad, nos percibimos a nosotros mismos pensando, sintiendo, hablando o comportándonos como alguna de esas figuras parentales, sobre todo, en nuestras relaciones con otras personas.

Expresiones verbales:
Frases estereotipadas, refranes, dichos, órdenes, adjetivos calificativos, juicios de valor, creencias, etc.
“Si no sabes hacer bien las cosas, mejor no las hagas”, “hazlo bien!”, “eso no se hace”, “siempre”, “jamás”, “lo que hace falta es…”, “porque lo digo yo!”, “esto es ridículo”.

Tonos de voz: En general, fuerte, como puntualizando, o bien, envolvente.

Actitudes corporales: Manos sobre las caderas, mirar de arriba abajo, cruzar los brazos sobre el pecho, meter la barbilla entre la mano, extender los brazos, usar el dedo índice para ordenar o criticar.

Expresiones faciales: Fruncir las cejas, expresión de aprobación o de altivez, apretar los labios, elevar las cejas, elevar los brazos al cielo. 

Miradas: Intensas, dan miedo o envuelven o apoyan o culpabilizan o miran desde arriba abajo.

El Estado del yo Padre es lo aprendido de la vida, lo que se tiene que hacer


El Estado Niño del yo:
Es la grabación de los acontecimientos internos, las respuestas del niño ante lo que ve y oye. Son sus sensaciones y emociones.
El Niño es el conjunto de datos “vistos, oídos, sentidos y comprendidos”

El niño tiene necesidad de comer, de defecar u orinar, de explorar, de saber, de aplastar y golpear para que suene algo, la de expresar sentimientos y la de experimentar todas las sensaciones placenteras.

Por otra parte existe la exigencia de los que lo rodean (sus padres) para que renuncie a esas satisfacciones a cambio de la recompensa de la aprobación de sus padres.

Hay muchas cosas que pueden ocurrirnos hoy que son susceptibles de crear de nuevo la situación de infancia y suscitar los mismos sentimientos experimentados entonces. Cuando una persona se halla presa de sus sentimientos, decimos que es el Niño quien domina la escena.

En el Niño residen también la creatividad, la curiosidad, el deseo de explorar y de conocer, la necesidad de tocar y sentir y experimentar las deliciosas experiencias de tocar y beber el agua de la manguera, patear el balón y correr tras él, prender y apagar el interruptor de luz.

Manifestaciones del Estado del yo Niño:
Cuando el Niño se hacer cargo de la personalidad, la persona se comporta de modo infantil, como el Niño que fue a determinada edad.

Expresiones: Qué padre! Fantástico! Me gusta! No quiero!
Tonos de voz: Variable, retraído y débil o brillante y excitado. A veces, retador.
Gestos: Bufar, hacer burla, gesticular, retorcerse las manos, rascarse, mover la punta del pie, retorcerse el pelo, repiquetear en la mesa, manosear o morder un lápiz, dibujar durante una reunión, bailar.

Sensaciones: Nerviosismo, bienestar, palpitación, lágrimas, risas, rubor o palidez repentina, temblor.

Actitudes corporales: Piernas recogidas bajo la silla, los pies en la mesa, desaliñado, despeinado, hombros caídos, sacar el pecho, agitado, contraído, feliz, curioso, simpático, deprimido.

Miradas: Mover los ojos de derecha a izquierda, ojos bajados, suplicantes, sonrientes, cómplices.

El Estado del yo Niño es lo sentido de la vida, lo que me gusta hacer


Estado del yo Adulto:
Aproximadamente a los 10 meses el niño descubre que es capaz de hacer algo que brota de su propia conciencia y de su pensamiento original.

El Adulto son todos los datos que el niño va descubriendo por sí mismo, diferente a los conceptos enseñados por el Padre.

El Adulto se va formando poco a poco, es tan débil que fácilmente lo noquean las órdenes del Padre o los miedos del Niño. 

En la mayoría de las personas, a pesar de los obstáculos que se interponen en su camino, sobrevive y continúa funcionando con eficacia a medida que avanza el proceso de maduración.

Por medio del Adulto, el individuo puede empezar a distinguir entre:
· La vida tal como le fue mostrada y enseñada por el Padre.
· La vida tal como la sentía, o la interpretaba como Niño.
· La vida tal como la ve y experimenta por sí mismo, como Adulto.


El Adulto examina:
· Los datos del Padre. Si son ciertos, si conservan actualmente su validez, para aceptarlos o rechazarlos.
· Somete a examen al Niño. Si sus sentimientos son o no adecuados al presente o si son arcaicos, o son una reacción o respuesta de los datos arcaicos del Padre.

El Adulto se da cuenta que no puede borrar las grabaciones del Padre, pero puede decidir no reproducirlas.

Manifestaciones del Estado del yo Adulto:
Cuando se hace cargo de la personalidad, se comporta de una manera autónoma y pertinente aquí y ahora.

Expresiones verbales: Palabras y frases que expresan hechos, datos internos y externos. Preguntas y respuestas con intención directa y clara.
Ejemplos: ¿Estamos preparados?, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿has tomado una decisión?, ¿qué piensas?, ¿qué esperas de mí?, “no estoy de acuerdo”, “eta es mi opinión”, “me doy cuenta de que estás molesto”, “estas son las ventajas y los inconvenientes”.

Actitudes corporales: Relajado pero atento, cabeza derecha, mirada discreta, voz calmada, los pies en el suelo.

El Estado del yo Adulto es lo razonado de la vida, lo que conviene hacer.


Los Juegos Psicológicos.
En las relaciones interpersonales, la unidad de medida es la TRANSACCIÓN. Al entenderlas, la gente puede tener un control consciente de cómo un individuo opera con otro.
Cada transacción contiene un Estímulo y una Respuesta. Pueden proceder del Padre, del Adulto o del Niño de una persona, hacia el Padre, el Adulto o el Niño de otra persona.

Las transacciones pueden ser simples o complejas; complementarias o cruzadas y pueden contener mensajes directos o ulteriores.

Las transacciones ulteriores son en las que intervienen más de un estado del yo simultáneamente. Es decir, son mensajes dobles Uno social (evidente, aparente, aceptable) y otro psicológico (oculto, sutil, casi imperceptible, frecuentemente deshonesto).

Los Juegos Psicológicos son una serie de transacciones ulteriores que avanzan hacia un predecible pago final.

En los Juegos Psicológicos intervienen solamente el Estado del yo Padre y el Estado del yo Niño. 

Algunos de los motivos por los que las personas intervienen en Juegos Psicológicos, son:
· Por necesidad o hambre de caricias (estímulos, reconocimientos).
· Por confirmar una posición existencial falsa decidida desde la niñez: Yo estoy mal, Tú estás bien; Yo estoy bien, Tú estás mal; Yo estoy mal, Tú estás mal.
· Evitar emociones auténticas y sustituirlas por un rebusque (sentimientos “parásitos” o falsos)
· Necesidad o hambre de estructuración del tiempo.
Las características de los Juegos Psicológicos, son:
· Repetitivos
· Causan confusión
· Provocan sentirse mal
· Cambio de roles
· Manipuladores
Los roles que participan en un Juego Psicológico son El Perseguidor, El Salvador y La Víctima:
El Perseguidor.
· Utiliza el Estado del yo Padre Crítico Negativo.
· Posición Existencial: Yo estoy bien, Tú estás mal.
· Necesita que le teman.
· Elabora reglas poco prácticas y las hace cumplir de forma cruel.
· Atormenta a personas débiles.
· Se fina sólo en los defectos, los exagera. 

El Salvador.
· Utiliza el Estado del yo Padre Sobre protector.
· Posición Existencial: Yo estoy bien, Tú estás mal.
· Manipula con soborno y seducción.
· Necesita que lo necesiten.
· Ofrece ayuda falsa para que otros continúen la dependencia con ellos.
· No ayudan a otros efectivamente (en realidad, les disgusta ayudar).
· Se esfuerzan en que la víctima continúe con su papel para que pueda seguir jugando el papel de Salvador.
· Cree que puede resolver problemas ajenos. Se hace cargo de los demás.

La Víctima.
· Utiliza el Estado del yo Niño, Sumiso o Rebelde.
· Posición Existencial: Yo estoy mal, Tú estás bien; Yo estoy mal, Tú estás mal.
· Manipula con culpa.
· Necesita que lo persigan o lo salven.
· Provoca a otros para que lo humillen, critiquen, aconsejen o hieran.
· Envía mensajes de “estoy indefenso”, “pobrecito de mí”.
· Finge estar desconcertado o confuso.

Ejemplo:
La hija al papá: Papi, ¿puedo ir a una fiesta esta noche?
El Papá: ¡Claro que no! ¡Ya me imagino el tipo de fiestecitas a las que te invitan! ¡Ninguna hija mía se mezclará entre esa gente!
La Hija (corriendo hacia su habitación): ¡Nunca me dejas ir a ninguna parte! ¡Lo único que quieres es tener a una hija amargada que se quede a vestir santos!
La Mamá (que escucha desde la cocina, se dirige al Papá): ¡Óyeme! ¿Cómo crees que tu hija podrá conocer a un hombre que se case con ella y formen una familia?, ¿Encerrada en su cuarto? ¡Si ella se enterara de las cosas que tú hiciste cuando eras joven!
El Papá (dirigiéndose hacia la puerta de salida de casa): ¡Yo solamente quiero proteger a mi familia! ¡Me la paso toda la semana trabajando para darles una buena educación, comida y techo, y mira cómo me tratan! ¡Mejor me largo de esta casa!
La Hija (dirigiéndose a la Mamá): ¿Ya viste lo que provocaste? ¡Se fue de la casa! ¡Pobre Papá! ¡Tanto que trabaja!
La Mamá (encerrándose en su habitación): ¡Yo solamente trataba de ayudarte! ¡Mira cómo me pagas!

Los Juegos Psicológicos más comunes
Perseguidor:
“Ya te agarré, desgraciado”
- Al acecho de errores ajenos.
- Confirma su creencia: “Nadie es confiable”
“Defecto”
- Siempre busca fallas.
- Confirma su creencia: “Los demás son inferiores”
“Rincón”
- Busca arrinconar o desesperar a los demás demostrando que hagan lo que hagan, siempre están mal.
- Confirma su creencia: “No hay salida”
“Vamos a pelearnos entre tú y él/ella”
- Busca que otros se peleen.
- Confirma su creencia: “No hay que comprometerse”
“Que se peleen por mí”
- Se valoriza actuando como un trofeo o una competencia.
- Confirma su creencia: “Sólo valgo si compiten por mí”
“Violación”
- Provoca a un hombre/mujer y cuando se acerca, lo rechaza indignado/a
- Confirma su creencia: “Los hombres son sucios, sólo quieren sexo”, “las mujeres son tontas”
“Celos”
- Controla a su pareja.
- Confirma su creencia: “No se puede confiar en…”
“Tribunales”
- Se coloca de juez entre dos personas.
- Confirma su creencia: “Yo diré quién tiene la razón”
“Alboroto”
- Peleas verbales o físicas.
- Confirma su creencia: “No es posible tener intimidad”
“El mío es mejor que el tuyo”
- Compite por algo.
- Confirma su creencia: “Soy superior, tengo razón”
Salvador.
“Yo sólo trato de ayudar”
- Ofrece ayuda inadecuada, para fracasar.
- Confirma su creencia: “Nadie hace lo que les digo”
“Mira cuánto me esfuerzo”
- Colaboración o ayuda esforzada, pero inefectiva.
- Confirma su creencia: “Están en deuda conmigo”
Víctima.
“Estúpido”
- Se autorrebaja, se bloquea, se queda confuso, comete errores para tapar su inteligencia.
- Confirma su creencia: “No hago nada bien, soy tonto”
“Engañado, Estafado”
- Siempre cae en el engaño, en la estafa, en espera de que se cumplan las promesas.
- Confirma su creencia: “Siempre pasa lo mismo por confiar”
“Si no fuera por…”
- No hace las cosas. Está detenido a causa de otras personas y circunstancias, que en realidad son fobias o prohibiciones parentales internas.
- Confirma su creencia: “No soy responsable de mis creencias”
“Pata de Palo”
- Se apega a diagnósticos, enfermedades, raza o credos para eludir responsabilidades.
- Confirma su creencia: “¿Qué se puede esperar de alguien con una pata de palo?”
“Sí, pero…”
- Presenta quejas, luego rechaza todos los consejos y comentarios de quienes pretenden ayudarlos.
- Confirma su creencia: “Nadie me va a decir lo que tengo que hacer”
“Alcohólico”
- Todas las formas de adicción (alcohol, drogas, juego, trabajo)
- Confirma su creencia: “Soy malo, trata de ayudarme…¡a que no lo logras!

Los Juegos Psicológicos bloquean o disminuyen nuestras oportunidades de tener éxito en diversas áreas de nuestra vida.

Consumen y disminuyen nuestra energía en diversas áreas de nuestra vida. Nos dejan nerviosos, frustrados, deprimidos. Consumen nuestro valioso tiempo y nos distraen de nuestros verdaderos propósitos.


Liberación de los Juegos Psicológicos:
· Como es más fácil identificar los Juegos Psicológicos en otros, habrá que preguntarse: Si lo estoy identificando, ¿estoy participando también?, ¿cuál es mi juego (o rol) complementario?
· Exponer o descubrir el Juego. Un planteamiento con el Adulto hacia el Adulto de la otra persona para llegar a acuerdos honestos.
· Seguir el Juego. Al darnos cuenta de que hay un estímulo para el Juego, podemos tomar conciencia con el Adulto y fingimos que lo aceptamos. Esta opción es útil cuando el Juego apenas comienza o cuando la confrontación fue rechazada.
· Ignorar el Juego. Cuando no es posible descubrir el Juego, podemos cambiar de tema, podemos ofrecer una caricia o retirarnos.

· Dar, pedir y aceptar caricias positivas. Si nos amamos a nosotros mismos, nos tratamos con respeto y dignidad y hacemos lo mismo con los demás, no hay cabida para los Juegos Psicológicos.

· Mantenerte en la postura: Yo estoy bien, Tú estás bien. Cada uno tiene la libertad de vivir su vida como le plazca, pero debemos tener presente siempre que todos tenemos un centro positivo y amoroso.

· Mantenerte en el aquí y el ahora y viviendo emociones auténticas, es decir, emociones relacionadas con el momento presente.
· Utilizar el tiempo adecuadamente.

· Compartir amor, confianza, intimidad.

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