lunes, 10 de junio de 2013

Conversaciones con la grabadora



Cuando un niño nace, no es consciente de ser hombre o mujer, pobre o rico, inteligente, simpático, hijo de padres estables, de madre soltera, etcétera.

Pero ese niño es simplemente consciente de Ser. Busca siempre la manera de mantenerse en su bienestar natural sin importar las condiciones externas que le puedan impedir su propia satisfacción.

Desde el vientre materno empieza a adquirir una percepción del mundo que no es la propia, sino aprendida de su madre, padre y ámbito de autoridad externo, a través del ambiente emocional.

El niño imita, observa, aprende indiscriminadamente de su entorno de tal forma que, aproximadamente a los 6 ó 7 años, ya tiene conformada su percepción del mundo a través de –lo que se llama en Análisis Transaccional- Estado del Yo (o Estado del Ego) Padre. Ahí están contenidos todos los “debes”, “no debes”, “puedes”, “no puedes” y la opinión acerca de los demás. Es decir, en ese estado inconsciente de ser, están contenidos las creencias, prejuicios e ideas fijas acerca del mundo. El niño tiene en su mente una forma de pensar, sentir y actuar como un padre o madre, que ya sabe todo lo que debe saber de su experiencia de vida.

El Estado del Yo Niño, una personalidad o estado de pensar, sentir y actuar con el que nació, sigue existiendo toda su vida, obedeciendo, generalmente al Estado del Yo Padre.

La mayoría de las personas mantenemos una conversación constante con ese Estado del Yo Padre, pidiendo permiso, discutiendo, queriendo ser aceptado y autorizado por “alguien” que está ahí. Pero, en realidad, no hay nadie. Es solo una grabación.

El Dr. Bruce H. Lipton, especialista en Epigenética, nos dice que esos hábitos mentales que parecen funcionar por sí solos, se deben a esa vieja grabación que funciona con apretar un botón.

Si el consciente –el Estado del Yo Adulto, un estado de pensar, sentir y actuar de acuerdo a tus propias experiencias, deseos y anhelos- está ocupado pensando en el pasado, en el futuro o fuera de sí mismo, deja de estar presente, es decir, deja de ser consciente y quien se hará cargo, será el inconsciente o la vieja grabación, como un hábito.

El 95% de nuestro día operamos con datos de otras personas que no apoyan lo que deseamos conseguir. Estas conversaciones internas se ven proyectadas en nuestra vida cotidiana creando escenarios en los que vienen personas a desautorizarte, a juzgarte, a criticarte, a salvarte, lo cual te refuerza la percepción de que tú no tienes ningún control sobre tu vida, porque todo ya está hecho y son los otros los que te impiden alcanzar tus sueños. ¿Qué hacer entonces?

Si revertimos este porcentaje, utilizaríamos el 95% de nuestro día pensando en los temas relacionados con nuestros deseos, nuestras metas, nuestros sueños.

¿Cómo hacerlo? Para re-educar a nuestra mente, hay que preguntarse frecuentemente: ¿qué quiero?, ¿cuál es mi intención en este momento?, ¿este tema en el que me estoy enfrascando tiene que ver con mi proyecto de vida o sólo me está distrayendo?

Consciente es estar presente, despierto, atento a este instante en el que uno siempre tiene la oportunidad de hacer su propio proceso creativo a través del pensamiento sostenido. Consciente es estar atento a la respiración rítmica del cuerpo que armoniza con la respiración del universo, relajándose frecuentemente; de esta manera, es posible dejar de discutir con la vieja grabación y dejar de resistirse al bienestar que por naturaleza nos corresponde.

Consciente es transformar esos “hechizos” inconscientes del tipo: “no puedes crecer, porque no podrás hacerte cargo de tu vida, porque siempre necesitarás de mi aprobación”, “¿estás seguro que te lo mereces, te has esforzado lo suficiente?”, “recuerda que si eres parte de esta familia, nunca podrás estar suficientemente saludable, porque la enfermedad está en nuestros genes”, “nunca podrás superarme, porque yo a tu edad…”, etcétera.

Cuando somos conscientes, nos podemos dar cuenta que estamos sosteniendo una conversación con una vieja grabación aunque, que en realidad, no hay nadie ahí.

Entonces, dedicaremos toda nuestra atención a hacernos cargo de nosotros mismos, de nuestros gustos y deseos disfrutando de cada instante mágico que la vida nos ofrece.

Lule Villa Velasco



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1 comentario:

  1. Magnifica forma de ponerlo, es más fácil par que yo lo descubra, está muy claro e impactante darme cuenta que estoy hablando con una grabadora la mayor parte de mi vida perdiendo energía y tiempo. Gracias Lule.

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